Abreviación de Korean Popular Music, el K-Pop nació en Corea del Sur a finales de los 90 cuando, tras largos años de estrictos regímenes, los jóvenes comenzaron a expresarse y la industria a exportar su cultura. Como género abarca varios estilos: desde hip hop, pop, r&b hasta jazz y reggae. Pero el K-Pop también incluye vestuario, baile, actuación, videos experimentales y mucho, mucho color. Su éxito se debe a grupos como Seo Taiji and Boys, el primero de varios que vendrían después y que asentarían las bases de este suceso internacional.
Un momento clave para su expansión fue la llegada del Gangnam Style en 2012. Aunque su intérprete no entrase en el molde del típico "ídolo teen", esto no impidió que el video rompiese todos los récords, convirtiéndose en el primero en la historia en llegar al billón de visitas en YouTube.
Pero aquí nada está librado al azar: detrás de cada banda hay una industria cuyo objetivo es convertir a sus cantantes en ídolos. Para eso miles de chicos se presentan a castings y programas de talentos. Si son seleccionados, reciben un estricto entrenamiento (muestra de ello son sus coreografías perfectamente ejecutadas y sincronizadas) y hasta cambian su apariencia para que todo se encuentre visualmente en armonía.
En la actualidad, BTS es el grupo de mayor impacto con cinco puestos número 1 en el Ranking Billboard. Sociables y atractivos, sus integrantes tienen una relación cercana con sus fans quienes crean redes, organizan eventos y difunden la cultura coreana. Es por ello que este género es uno de los más importantes a nivel global.
BlackPink, Stray Kids, Enhypen y Seventeen son otros de los nombres que suenan fuerte, así como Exo, Loona y Tomorrow X Together. Latinoamérica y Argentina en particular, organiza convocatorias donde los chicos se juntan a intercambiar información sobre sus ídolos e interpretar sus canciones. Pocos han logrado ganar tanta popularidad traspasando fronteras y cautivando al público de todo el mundo. Este es el fenómeno del K-Pop.
